lunes, 24 de septiembre de 2018

LA LARGA MARCHA – Stephen King (a.k.a Richard Bachman)


Editorial: DEBOLSILLO 

Año: 1979

Páginas: 352

Precio: 9.95

Géneros: Distopía, Psicológico, Supervivencia

Nota:
8 / 10




Sinopsis:

Ray Garraty y otros 99 Marchadores se han inscrito de forma voluntaria a la Larga Marcha, una salvaje competición deportiva a vida o muerte por las carreteras de Estados Unidos, donde detenerse implica no volver a levantarse jamás. Durante todo el tiempo que sean capaces de aguantar, y hasta que sólo quede uno en pie, acompañaremos a cien adolescentes en la batalla más salvaje y cruel posible; la que se libra con uno mismo cuando la muerte te pisa los talones. 



Reseña:

ODIO a Stephen King. Mucho. 

Una vez esto está claro, ya puedo empezar a hablar del libro. 

Fue una amiga la que me llevó casi de la mano ante La Larga Marcha, y he de decir que lo hice un poco a regañadientes, porque no me gustaba Stephen King, aunque no había leído nada suyo en bastantes años. El caso es que cuando lo empecé, la historia me enganchó desde el principio, haciendo que descartase el resto de lecturas que tenía a medias (me gusta leer varios libros a la vez, por eso de que en la variedad está la diversión) y me dedicase full time a esta novelita corta de alta tensión. 

Siendo sinceros, no es que sea la idea más original del mundo; se trata de un Battle Royale americanizado, cuya única salvación es que salió antes que Los Juegos del Hambre, por lo que el nivel de plagio vs éxito es un pelín menor. Pero exceptuando esto, y a pesar de que original, lo que se dice como tal, no sea, la idea está bien planteada y ¡qué diablos! mola mucho. 


Stephen King
Tampoco es que King sea de los que se anda por las ramas. El libro empieza con el inicio de la carrera y acaba cuando sólo queda uno. No hay margen para el antes o el después, no hay paja situacional, de ésa que, quizá a veces, viene bien para situarte en la historia, rollo “hola, estás en el año 2525 y en esta sociedad se hace esto y pasa esto otro”. Aquí entras a bocajarro en la historia, desde el punto de vista de un narrador en tercera persona que tiene cierta preferencia por Garraty, el protagonista. 

Puntos fuertes tiene bastantes; el ritmo es vertiginoso, la narrativa consigue que contengas el aliento en más de una (y de dos) ocasiones, incluso es posible, dependiendo de si eres muy de somatizar o no tanto, que acabes de leer este libro con dolor de pies. Ése es el nivel de la escritura de King, y puede que sea lo que le ha ganado la fama, no lo sé; tendré que leer algún otro de sus libros para comprobar si es un rasgo propio. 

Pero sin duda alguna, lo que más me ha gustado de esta novela han sido dos cosas: los personajes y la crudeza. Sobre los personajes, me parecen realmente bien trabajados (McVries es mi favorito sin duda, seguido por Stebbins), y aunque vamos a ver sobre todo el punto de vista de Garraty, el escuadrón que camina a su lado me parece que tiene bastante más chicha, aunque para gustos los colores, claro. Por otro lado, cuando hablo de crudeza me refiero a que no tiene trabas a la hora de exponer todos y cada uno de los aspectos de la Larga Marcha (comer andando, dormir andando, mear andando… en fin, ya imaginas lo demás) sin llegar eso sí a la asquerosidad gratuita, algo en lo que fácilmente podía haber caído; y por supuesto hablo también de los momentos de histeria, de introspección defensiva, de perder la cabeza, de volverse loco. La Larga Marcha es una idea descarnada, y te la muestra como tal, sin delicadezas. 

Pero me temo que también tiene puntos débiles. Y aquí es donde explico por qué odio a este hombre. 

King tiene, como ya he dicho, la facilidad de elevarte los niveles de adrenalina, de sumergirte en la historia de tal forma que llegues a sufrir por el destino de sus personajes. Esto lo consigue de forma paulatina, poco a poco, incrementando el ritmo casi sin que te des cuenta. Pero de repente, cuando estás que te muerdes las uñas, te resuelve la escena que llevas medio libro esperando en dos frases. Y cambia de tema. Y el problema es que esto lo hace todas y cada una de las veces que se acerca un momento épico en el libro, incluido el final; te da un subidón de hype, pero te lo desinfla de golpe, de forma que tienes que releer las últimas líneas para ver si no te has perdido nada. Es una especie de “coitus interruptus” que te deja con la boca abierta y acordándote de los parientes del autor, porque sencillamente no cuadra el remate con la jugada. 

Así pues, si te gustan las novelas de supervivencia, adelante, no te va a defraudar. Pero ojo con meterte demasiado en la historia, que hay tropiezos.

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